La etimología de educar viene del latín ex- ducere, esta última significa encaminar, guiar o conducir, y el prefijo ex- que significa sacar. En este caso se refiere a sacar del niño, o del alumno, lo que tiene dentro en forma de virtudes y dones innatos. Educar no se trata pues de llenar de contenidos o información al otro, y ni mucho menos simplemente de decirle al otro lo que tiene que hacer. Eso ya lo decía hace miles de años el sabio chino Lao Tsé “ Educar no es llenar un vaso vacío, sino encender un fuego latente”.
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